
Reseña Histórica: La Evangelización Huaorani
Los Huaorani, antiguamente conocidos como Aucas o Aushiris, fueron uno de los últimos pueblos indígenas en mantener intactas sus costumbres ancestrales tras la conquista española en el siglo XVI, que devastó a millones de nativos en los Andes sudamericanos.
Históricamente, los Huaorani vivían aislados del contacto con los foráneos, dormían en los árboles y no usaban vestimenta. Actualmente, un grupo reducido, los Tagaeri (que en kichwa significa «pies rojos»), permanece en aislamiento voluntario, aunque se ha especulado sobre su posible exterminio por otro grupo no contactado, los Taromenane.
El proceso de contacto y, posteriormente, la dominación del pueblo Huaorani, se inició con el establecimiento de misiones evangélicas en su territorio. El Instituto Lingüístico de Verano (ILV) de Estados Unidos, al que el gobierno ecuatoriano confió la tarea educativa, jugó un papel clave. El objetivo del ILV estaba estrechamente ligado a los intereses de las empresas petroleras, buscando la pacificación y sedentarización de este grupo para facilitar las labores de exploración y explotación de hidrocarburos, lo que llevó a la aculturación del pueblo Huaorani.
Antes de la evangelización, los Huaorani sufrieron las incursiones de los caucheros durante el auge del caucho (1880-1920), quienes cazaban a los indígenas para venderlos en Manaos (Brasil), Iquitos (Perú) y Madre de Dios (Bolivia).
Los primeros contactos directos del ILV con los Huaorani ocurrieron en 1956. Después de varios intentos, los misioneros llegaron a la zona del río Curaray, en Pastaza, arrojando desde el aire machetes y picos para que construyeran una pista de aterrizaje. Lograron descender en una playa a orillas del río Curaray, a 1300 metros de lo que hoy es Toñampari. Sin embargo, el 21 de enero de 1956, los cinco misioneros aparecieron muertos, atravesados por varias lanzas.
Dos años después de este trágico suceso, en 1958, parte de los Huaorani entraron en contacto con el ILV, coincidiendo con la adjudicación de 1600 kilómetros cuadrados por parte del gobierno ecuatoriano a este pueblo.
Organización
La presencia evangelizadora del Instituto Lingüístico de Verano en los años 50 marcó el inicio de un proceso de aculturación para el pueblo Huaorani, permitiéndoles el contacto con la civilización occidental. La posterior llegada de las empresas petroleras impulsó a este pueblo indómito a iniciar un largo proceso de organización en comunidades. Esto culminó con la creación de la Organización de la Nacionalidad Huaorani de la Amazonía Ecuatoriana (ONHAE) en 1986, con Acuerdo Ministerial Nro. 100050, estableciendo su sede en Puyo, Pastaza.
Territorio, Ubicación Geográfica y Población
Con la implementación del Plan Nacional de Desarrollo (1980-1984), el Gobierno ecuatoriano entregó a los Huaorani 716,000 hectáreas de tierras bajo un sistema de propiedad comunitaria. Sin embargo, es importante destacar que se realizaron concesiones petroleras dentro de estas áreas de influencia Huaorani. Finalmente, en 1990, se legalizaron 612,560 hectáreas para la nacionalidad.
Actualmente, los Huaorani ocupan un área legalizada de 613,070 hectáreas, la cual ha sido decretada por el gobierno como zona intangible. Además, un dirigente afirma que la reserva del Parque Nacional Yasuní pertenece a los Huaorani. En este parque se encuentran 5 de las 36 comunidades Huaorani distribuidas en las provincias de Pastaza, Orellana y Napo. De estas 36 comunidades, 24 cuentan con escuelas, mientras que 12 carecen de ellas. Es importante señalar que estas cifras no incluyen a los grupos Tagaeri y Taromenane.
Los Huaorani están ubicados a lo largo de las riberas de los ríos Curaray, Nushiño, Mandoroyacu, Tigüino, Shiripuno, Tiputini y Cononaco, en el Norte Amazónico Ecuatoriano (entre el río Napo al norte y el río Curaray al sur).
Entre las comunidades Huaorani se encuentran: Toñampare, Tzapino, Tihueno, Quiwado (Qihuaro), Quenahueno, Daimutaro, Tigüino, Shiripuno, Huahano y Golondrina Cocha en Pastaza; y Dayuno, Dayuma, Tiputini, Yasuní, Tivacuno y Cononaco en Napo y Orellana.
Población
Según la ONHAE, la población Huaorani asciende actualmente a cerca de 3,000 habitantes distribuidos en 22 comunidades en las provincias de Pastaza, Napo y Orellana, de las cuales 12 están en Pastaza.
Las comunidades Huaorani en Pastaza incluyen: Toñampare (la más poblada e importante, con escuela y colegio), Tzapino, Tihueno, Quiwado-Quihuaro, Quenahueno, Daimutaro, Wamono, Tigüino, Shiripuno y Huahano.
Cultura y la Leyenda de los Tagaeri
Los Huaorani han sido históricamente un pueblo de hábiles cazadores y guerreros, ocupando un hábitat predominantemente interfluvial. Su economía, organización social y cosmovisión son ejemplos notables de su adaptación continua al entorno selvático.
Héctor Vargas, antropólogo y guía de selva, reveló que un líder Huaorani compartió la verdadera historia de la muerte de Monseñor Labaca en 1987. «Labaca y la madre Arango penetraron en la zona Tagaeri, en el Tigüino, al sur de Pastaza. A la llegada de los misioneros, un niño Tagaeri enfermó y murió al día siguiente. Los Tagaeri culparon a los blancos por esta muerte y decidieron matarlos». Esta revelación fue hecha por una joven Tagaeri que había sido capturada por los Huaorani en un intento de establecer lazos de amistad con sus hermanos Tagaeri. Sin embargo, el intento no prosperó, y tuvieron que devolver a la joven debido a las amenazas de muerte.
Los Tagaeri viven inmersos en la mitología y leyendas ancestrales Huaorani, donde la selva es su dios protector y el águila su ángel. Se cree que cuando el águila vuela alto, no hay peligro; pero cuando se acerca, el peligro acecha y deben prepararse para la guerra. Lamentablemente, los Tagaeri, al ser un grupo minúsculo y un clan consanguíneo, han profundizado su propia extinción.
Costumbres Ancestrales: Los Huaorani «civilizados» aún mantienen la costumbre de castigar a los niños que desobedecen las normas del padre y la comunidad. Juan Enomenga, de la dirigencia Huaorani, explica que los niños mayores de un año son atados a un árbol y castigados con un bejuco del monte. «También se conserva el matrimonio por concesión; cuando un joven es sorprendido con su novia, el padre de la novia lo obliga inmediatamente a casarse con ella». Los Huaorani son ancestralmente monógamos y no han practicado la poligamia, aunque sí es común el matrimonio entre cuñados tras la muerte de uno de los cónyuges.
Los Tagaeri y Taromenane: El nombre del grupo Tagaeri o Tagairi se deriva del jefe Tagai o Taga, quien a finales de los años 60 reagrupó a algunos Huaorani que deseaban mantener su sistema social y cultural ancestral sin influencias externas, rechazando la política de «reducción» impuesta por el Protectorado bajo control del Instituto Lingüístico de Verano. Así, los Tagaeri se aislaron, iniciando una migración progresiva desde la región del alto Tiputini hacia los ríos Tigüino y Shiripuno.
Durante los últimos lustros, los pocos contactos con los Tagaeri han estado marcados por la violencia, especialmente durante la exploración en los bloques 16 y 17 del territorio Huaorani, a cargo de las petroleras YPF (Maxus) y Petrobras. Entre 1977 y 1979, siete trabajadores petroleros murieron mientras realizaban trabajos con detonaciones de dinamita, lo que asustó a los Tagaeri y despertó su «furia salvaje».
La iglesia católica intervino en el escenario Huaorani a raíz de la presencia petrolera, con el objetivo de ubicar a los últimos Huaorani que permanecían en aislamiento: los Tagaeri. El religioso español Monseñor Alejandro Labaca y la misionera colombiana Inés Arango partieron el 21 de julio de 1987 desde el campamento de la petrolera CGG, del bloque 16, para realizar su primer contacto con este grupo. Su asentamiento había sido descubierto el 10 de abril del mismo año por el propio sacerdote, a 3 km al sur del río Tigüino, en Pastaza.
Cuando el helicóptero ÍCARO acudió al lugar al día siguiente, el 22 de julio de 1987, para recogerlos, el horror se apoderó de los tripulantes al encontrarlos muertos al pie de una choza, atravesados por más de 220 lanzas de hasta tres metros, según la narración posterior de los Capuchinos.
Los Tagaeri han demostrado su rechazo no solo hacia la sociedad occidental, sino también hacia otros grupos indígenas, con quienes mantienen un estado de guerra. Un ejemplo de esto ocurrió en noviembre de 2000, cuando mataron a dos kichwas. En 1992, trabajadores dedicados a la explotación sísmica en el Parque Nacional Yasuní tuvieron enfrentamientos con otro grupo Huaorani no contactado y desconocido hasta entonces: los Taromenane.
En 1993, algunos Huaorani de Tiguino ingresaron al territorio Tagaeri y raptaron a una joven llamada Omatuki, quien habló de los Tagaeri y sus posibles relaciones con los Taromenane. Este último grupo, al parecer, habría dominado a los Tagaeri. Según algunos Huaorani, podrían existir otros grupos aún no contactados, viviendo en lo profundo de la selva.
Redacción, Investigación y Fotografía: Lic. Marcelo Gálvez / marcelgal2002@yahoo.com.mx / Derechos reservados.
Adjuntamos un video en el Yasuní de Lethal Crysis